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Esquizofrenia

¿Qué es la esquizofrenia?

EsquizofreniaLa esquizofrenia es un tipo de trastorno psicótico de curso crónico que se caracteriza principalmente por la presencia de delirios, alucinaciones, así como lenguaje y/o comportamiento alterado durante al menos 6 meses y cuyas alteraciones influyen significativamente en la vida laboral o social de la persona. La persona puede escuchar ruidos, sonidos o voces que le hablan o que dialogan entre sí y que generalmente se perciben de manera desagradable y/o angustiosa. Algunos pacientes consideran que su propio pensamiento ha sufrido un cambio y lo perciben como extraño a sí mismo, o como si alguien se lo hubiera robado. A veces consideran incluso que su pensamiento viene desde el exterior o que otras personas pueden escucharlo o leerlo.

En el intento del paciente por comprender esos fenómenos anormales que siente que le están ocurriendo, el paciente comúnmente elabora un delirio o explicación que dé "coherencia" a esas sensaciones. Existen diferentes tipos de delirios, aunque los más frecuentes son los de perjuicio o persecución, en los que la persona piensa que otros le siguen o espían, o que su entorno conspira para producirle algún tipo de daño. Es muy común también que el paciente crea que determinados hechos o situaciones que ocurren a su alrededor se refieren o tienen algún tipo de significado especial para él, por ejemplo que el día esté nublado es por él, que al entrar en una habitación y alguien estornuda es porque ha llegado él, o que hablan de él en la televisión.

Por otro lado, en la esquizofrenia también predominan síntomas que nosotros llamamos negativos, como el aplanamiento afectivo, la anhedonia ( incapacidad para disfrutar), el retraimiento social, la apatía y a veces los bloqueos de pensamiento. Desgraciadamente en muchos casos, el paciente carece de conciencia de enfermedad y no cree que necesite tratamiento alguno. Naturalmente, como pasa con cualquier enfermedad médica y psiquiátrica también, cuanto antes se detecte el trastorno y se trate tendrá mejor pronóstico.

Tipos de esquizofrenia

Esquizofrenia Paranoide

Se caracteriza principalmente por la presencia de ideas delirantes y alucinaciones auditivas, estando menos afectadas áreas como la afectividad, el lenguaje o la conducta. Fundamentalmente, las ideas delirantes son de persecución, de perjuicio o referenciales, pero también puede presentarse ideas delirantes con otra temática aunque suelen estar organizadas alrededor de un tema coherente. También es habitual que las alucinaciones estén relacionadas con el contenido de la temática delirante. Los síntomas asociados incluyen ansiedad, ira, retraimiento y tendencia a discutir. El inicio tiende a ser más tardío que en otros tipos de esquizofrenia, y también suelen tener mejor pronóstico que otros tipos al presentar generalmente un menor deterioro cognitivo y social.

Esquizofrenia Indiferenciada

Cuando una esquizofrenia no reúne los criterios de los subtipos anteriores o presenta varios de ellos se le llama indiferenciada.

Esquizofrenia Desorganizada

Una persona afectada por un trastorno bipolar tipo II puede presentar a lo largo de su enfermedad dos tipos de episodios: episodios hipomaníacos y episodios depresivos. Sin embrago, aunque los síntomas de los episodios hipomaníacos son menos intensos que los de las fases maníacas, las depresiones del trastorno bipolar tipo II pueden ser igual de intensas que en el trastorno bipolar tipo I.
El trastorno bipolar tipo II suele ser más difícil de diagnosticar que el de tipo I, puesto que las personas que lo padecen no suelen identificar las fases de hipomanía como algo patológico y, por lo tanto, no suelen relatar estos periodos en consulta. Por esta razón, en ocasiones se realizan diagnósticos erróneos de depresión recurrente en personas que en realidad padecen trastorno bipolar tipo II.

Esquizofrenia Catatónica

La característica principal del tipo catatónico de esquizofrenia es una marcada alteración psicomotora que puede incluir inmovilidad, actividad motora excesiva, negativismo extremo, mutismo o peculiaridades del movimiento voluntario. Aparentemente, la actividad motora excesiva carece de propósito y no está influida por estímulos externos. Puede haber desde el mantenimiento de una postura rígida en contra de cualquier intento de ser movido hasta una adopción de posturas raras o inapropiadas. Para diagnosticar este subtipo, el cuadro debe cumplir en primer lugar todos los criterios para la esquizofrenia y no ser más explicable por otras causas u enfermedades.

Esquizofrenia Residual

El tipo residual de esquizofrenia debe utilizarse cuando ha habido al menos un episodio psicótico, pero en el cuadro clínico actual no es acusada la existencia de ideas delirantes, alucinaciones, comportamiento o un lenguaje desorganizados, sobresaliendo principalmente los síntomas negativos (aislamiento emocional, social, pobreza del lenguaje, falta de interés..).

Esquizofrenia - Preguntas y respuestas

En nuestro centro, compaginamos la ayuda médica psiquiátrica y la psicoterapia junto con actividades de vida saludable orientadas a buscar la estabilidad emocional.

Si está interesado en recibir información sobre nuestros tratamientos y terapias para cualquier tipo de trastorno póngase en contacto con nosotros completando el formulario y le brindaremos toda la información necesaria por alguno de nuestros psiquiatras.

No existen síntomas patognomónicos en la esquizofrenia, es decir, síntomas cuya aparición sea suficiente para emitir el diagnóstico, sino que su diagnóstico es clínico (es decir, que debe ser realizado por un psiquiatra o psicólogo especialista) e implica la existencia de un conjunto de manifestaciones, entre las que destacan las psicóticas (la persona está fuera de la realidad), junto a la presencia de un deterioro laboral o social que perdura durante un tiempo.

Los síntomas característicos de la esquizofrenia implican una serie de disfunciones cognitivas y emocionales que engloban: la percepción, la fluidez y productividad del pensamiento y el habla, el lenguaje y la comunicación, la afectividad y el comportamiento, la voluntad, la motivación, la atención, etc.

No obstante, y dado el amplio abanico de síntomas posibles, podríamos clasificar éstos en dos tipos principales:

Síntomas positivos

  • Alucinaciones: son percepciones que se producen sin un estímulo externo. Hay muchos tipos (olfatorias, corporales, visuales…) pero las más habituales son las auditivas: escuchar voces, ruidos o sonidos. Son especialmente características las voces que hablan entre sí y las que comentan la actividad de la persona.
  • Delirios: son creencias que el paciente elabora en su intento de explicarse a sí mismo esas sensaciones y percepciones que está viviendo, y se caracterizan por su absoluta convicción.
    Existen diferentes tipos de delirios, en función de su contenido: de daño o perjuicio (creencia de que alguien quiere dañarle o perjudicarle), de referencia, de control (creencia de que otros le controlan sus conductas y/o pensamientos),de grandeza (creer ser especial o famoso), somáticos (creer que su cuerpo u órganos internos han cambiado o están enfermos) de culpa, de celos, etc.
  • Comportamiento extravagante o violento: muchas veces la conducta del paciente viene motivada por sus alucinaciones y delirios.
    Cuando la persona está atendiendo a las voces o pensando en su delirio suele estar absorta o preocupada y permanecer indiferente o aislado de su ambiente. Otras veces puede reaccionar con risas o miedo intenso, pudiendo realizar conductas que se encuentran fuera de las normas sociales: ir hablando solo por la calle, vestir de forma desaliñada o estrafalaria, o descuidado a nivel de aseo, gritar, discutir, insultar, etc).
  • Lenguaje y pensamiento desorganizado: en el paciente psicótico existen muchos tipos de trastornos del lenguaje, que van desde el descarrilamiento o la fuga de ideas, en la que el paciente va pasando de una frase o de un tema a otro sin capacidad para seguir un hilo, hasta la total incoherencia o ilogicidad, que hace que su discurso sea incomprensible o no tenga sentido.

Síntomas negativos

  • Pobreza afectiva: suele haber un empobrecimiento en la expresión de emociones y sentimientos, con inexpresividad facial, movimientos espontáneos disminuidos y escasez de ademanes expresivos. El paciente puede permanecer mucho tiempo sentado en el mismo sitio, o mantener la mirada baja evitando el contacto visual.
  • Alogia: Empobrecimiento del pensamiento y la cognición, que se manifiesta a través de la pobreza del lenguaje, el bloqueo… siendo las respuestas del paciente excesivamente breves o vacías de contenido.
  • Abulia-Apatía: se manifiestan como una falta de energía, motivación e interés, que puede traducirse en inactividad física y una falta de persistencia en el trabajo, escuela o cualquier tarea, dejadez en el aseo diario, sentimiento de cansancio, lentitud y tendencia al agotamiento físico o mental.
  • Anhedonia-Insociabilidad: tiene que ver con la dificultad para experimentar placer por las cosas que antes disfrutaba hacer, y con el aislamiento social al que tienden este tipo de pacientes, que dejan de participar en actividades interpersonales.
  • Problemas cognitivos de atención y concentración: el paciente puede distraerse en medio de una actividad o conversación, por ello puede resultarle difícil comprender una lectura o el desarrollo de una interacción social.

Las causas de este tipo de trastornos mentales podemos entenderlas desde el modelo de vulnerabilidad- estrés, que tiene como supuesto básico que la esquizofrenia, y los trastornos psicóticos en general, son el resultado de un conjunto de factores que predisponen en mayor o menor medida al paciente al desarrollo de la enfermedad, y que generalmente tienen que ver con la presencia de unos factores ambientales en una persona genéticamente vulnerable.

Podríamos decir, por ejemplo, que una persona con antecedentes familiares de esquizofenia (es decir, genéticamente vulnerable) que está sometida a un nivel importante de estrés mantenido (factor ambiental) tiene más probabilidades de desarrollar la enfermedad al confluir varios factores predisponentes de la misma. Ninguno de los dos factores (vulnerabilidad y estrés) son suficientes por separado para producir el trastorno, por lo que sólo una parte de las personas predispuestas acaban desarrollando la enfermedad a lo largo de su vida.

Los principales factores implicados en la aparición y desarrollo de esta enfermedad son:

  • Predisposición genética: la presencia de la enfermedad en los padres o familiares cercanos (tíos, primos, abuelos, etcétera) es un factor que incrementa la posibilidad de aparición del trastorno.
  • Generalmente (aunque no siempre), a mayor proximidad en el parentesco, mayor probabilidad de desarrollar la enfermedad. Alteraciones cerebrales: infecciones víricas o a nivel del sistema inmunológico, etcétera.
  • Alteraciones morfológicas, funcionales o bioquímicas en el cerebro: parece bastante documentado que el aumento de la actividad de un neurotransmisor a nivel cerebral, llamado dopamina, está relacionado con el surgimiento de los delirios y las alucinaciones característicos de los trastornos psicóticos.

Asimismo, parece que en el surgimiento de la enfermedad juegan un papel fundamental el consumo habitual de sustancias tóxicas (hachís, cocaína, etc) y la exposición a determinados estresantes ambientales (tales como patrones de comunicación entre el paciente y los familiares caracterizados por un alto criticismo, hostilidad y sobreprotección).

En nuestro centro tenemos una manera concreta de conceptualizar este tipo de trastornos en sus diferentes vertientes: biológica, psicológica y social.
No pretendemos eliminar simplemente los síntomas que presenta el paciente, sino que trabajamos en su rehabilitación psicosocial, con el objetivo de mejorar su funcionamiento y su integración social, procurando en todo momento fomentar la parte sana de la persona, centrándonos en sus potencialidades y en el desarrollo de nuevos recursos y estrategias personales que le permitan un adecuado estilo de vida.

Para ello disponemos de un equipo multidisciplinar, formado por psiquiatras, psicólogos especialistas, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales, profesores, y enfermeros especializados en salud mental, pues somos conscientes de que los conocimientos médicos no pueden abarcar toda la complejidad del trastorno y de su intervención, sino que una forma más adecuada de acercarse al problema consiste en la presencia de un equipo formado por diferentes profesionales que integren sus diferentes conocimientos y aporten todo lo necesario para la rehabilitación de la persona.
Por ello, abordamos el tratamiento de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos de manera individualizada, a través de farmacoterapia, psicoterapia y programas de rehabilitación psicosocial que tengan en cuenta las necesidades concretas del paciente.

Tratamiento farmacológico El tratamiento farmacológico de la esquizofrenia se efectúa mediante fármacos llamados neurolépticos o antipsicóticos.

Parece bastante documentado que la esquizofrenia tiene que ver con un excesivo funcionamiento de un neurotransmisor denominado dopamina. Los antipsicóticos bloquean el efecto excesivo de la dopamina y restablecen el equilibrio cerebral, aunque ocasionan algunos efectos secundarios, como: cansancio, sequedad de boca, mareos estreñimiento, dificultades para orinar y síntomas extrapiramidales: rigidez, temblor, acatisia (sensación de inquietud que impulsa al paciente a moverse continuamente) que procuramos minimizar o controlar en la medida de lo posible.

Tratamiento psicosocial En nuestro centro realizamos un proceso terapéutico individualizado cuyo objetivo es restaurar el nivel de funcionamiento que la persona tenía antes de la aparición de la enfermedad. Trabajamos con la persona, por un lado, procurando desarrollar al máximo sus capacidades y competencias, y por otro, si es necesario, con su entorno para que disponga de los apoyos necesarios una vez sea dado de alta hospitalaria.

La rehabilitación suele incluir:

  • Entrenamiento en habilidades sociales.
  • Habilidades de solución de problemas y estrategias de afrontamiento adaptativas.
  • Desarrollo de su autonomía, incluyendo el aprendizaje de habilidades de la vida diaria, tanto básicas como instrumentales.
  • Fomento de su autoestima: recuperación de recursos propios, identificación de potencialidades.
  • Psicoeducación: nos parece absolutamente necesario que el paciente conozca cuál es su trastorno, y aprenda a manejar e identificar sus síntomas.
    El trabajo dirigido a la adherencia a la medicación y la prevención de recaídas, resulta asimismo fundamental.
  • Tratamiento de los síntomas positivos de la enfermedad (delirios, alucinaciones): trabajamos en las creencias y valoraciones que los pacientes tienen acerca de las alucinaciones, centrándonos fundamentalmente en la reducción del estrés y la ansiedad asociados a aquellos síntomas que no ceden con la medicación y en la reatribución de los síntomas como un proceso autogenerado, para lo que se suele potenciar que el paciente se fije, por ejemplo, en el contenido y las características físicas de la alucinación (tono, volumen de la voz), relacionándolo con sus experiencias y preocupaciones personales.
  • Talleres de estimulación cognitiva, en los que se trabajan funciones cognitivas básicas, alteradas generalmente tras el surgimiento del trastorno mental, tales como atención, memoria, concentración.
  • Talleres de relajación.
  • Talleres ocupacionales: expresión musical, gimnasia, baile, expresión artística, talleres de prensa.
  • Talleres de ocio y tiempo libre: equinoterapia, salidas con monitores (kayak, playa, cine, excursiones al campo, etc).
 

Solicitud de información

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