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¿Qué son los trastornos de personalidad?

La manifestación esencial de un trastorno de personalidad es un patrón duradero de conductas y experiencias internas que se desvía marcadamente de lo que culturalmente se espera del individuo y que va más allá de lo habitual en la mayoría de las personas. Este patrón se manifiesta por regla general a diferentes niveles: cognitivo (formas de percibir o interpretar situaciones y reacciones propias y/o ajenas), afectivo (intensidad, labilidad y adecuación de la respuesta emocional), relacional, control de impulsos, etc. La forma de comportamiento anormal de estas personas es duradera y de larga evolución, no limitándose a episodios concretos de larga enfermedad. No puede ser interpretado, por tanto, como una manifestación o consecuencia de otro trastorno mental y no se debe, al efecto fisiológico directo de una sustancia (drogas de abuso, medicación, o exposición a sustancias tóxicas) o a condición médica general.

personalidadLas personas que padecen un trastorno de personalidad generalmente presentan una marcada inestabilidad afectiva y conductual, que altera y perturba diversas áreas de su vida, tanto a nivel laboral, afectivo como relacional, no sólo del propio paciente sino también de las personas que le rodean. Además, pueden coexistir otras complicaciones asociadas reactivas, tales como trastornos del estado de ánimo, de la alimentación, drogodependencias, etc. que agravan el problema. Podríamos decir, por tanto, que las personas que padecen un trastorno de personalidad pueden con frecuencia presentar una serie de conductas que limiten enormemente su equilibrio emocional.

FAQs - Preguntas y respuestas

Aunque atendemos cualquier otro tipo de trastorno de la personalidad, dada la mayor prevalencia y gravedad del trastorno límite, en nuestro centro disponemos de profesionales especializados en este problema.

Compaginamos la ayuda médica psiquiátrica y la psicoterapia junto con actividades de vida saludable orientadas a buscar la estabilidad emocional.
Si está interesado en recibir información sobre nuestros tratamientos y terapias para cualquier tipo de trastorno póngase en contacto con nosotros completando el formulario y le brindaremos toda la información necesaria por alguno de nuestros psiquiatras.

Como hemos señalado anteriormente, el núcleo central de este trastorno se caracteriza por una marcada inestabilidad a diferentes niveles: principalmente en las relaciones interpersonales, la imagen de uno mismo y la afectividad. Dicha inestabilidad se suele ver reflejada en los siguientes síntomas:

  • Esfuerzos frenéticos por evitar un abandono real o imaginario.
  • Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas, caracterizado por la alternancia entre los extremos de idealización y devaluación (por ejemplo, en cierto momento la persona puede ensalzar las virtudes de un conocido o amigo, para posteriormente al cabo de un tiempo opinar totalmente lo contrario de esa misma persona).
  • Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo continuamente inestable.
  • Impulsividad potencialmente dañina para sí mismo (a través de gastos, conducta promiscua, abuso de tóxicos, conducción temeraria, problemas de alimentación)
  • Inestabilidad afectiva debido a una notable reactividad del estado de ánimo (por ejemplo, episodios de ánimo irritable y/o ansiedad que pueden durar horas o días).

El origen de los trastornos de la personalidad continua siendo desconocido. No obstante, en la actualidad existe gran consenso a la hora de afirmar que la personalidad se desarrolla a partir de la interacción entre un conjunto de disposiciones hereditarias y de influencias ambientales.

Se han propuesto varios factores para explicar el origen del trastorno de personalidad límite (TLP). Algunos autores han subrayado la importancia de los rasgos genéticos de la personalidad y su papel como factores de riesgo o protectores respecto a la sensibilidad al contexto.

Otros han relacionado la sintomatología límite con las relaciones de apego temprano, aunque sobretodo son frecuentes en la historia personal de estos pacientes la experimentación de un trauma grave temprano (en la infancia/adolescencia), entendiendo como trauma una amenaza para la integridad física de uno mismo y/o de los demás, tales como, por ejemplo, abusos sexuales o maltrato en la infancia.
No obstante, es preciso tener en cuenta que en la infancia muchas amenazas percibidas provienen más de las señales afectivas y de la accesibilidad del cuidador primario (madre/padre generalmente) que del nivel real de peligro físico o el riesgo para la supervivencia.
Una forma de trauma que a menudo se pasa por alto son los denominados “traumas ocultos”, que tienen que ver con la incapacidad del cuidador para reconocer y modular los sentimientos y afectos del bebé.

En resumen, podríamos decir que a la hora de desarrollar un trastorno límite de la personalidad (TLP) pueden influir tanto los efectos acumulativos e interactivos de muchos factores de riesgo, como ciertos factores protectores, es decir, que nos encontramos con influencias biológicas, psicológicas o sociales. El carácter o temperamento puede, por tanto, predisponer a cada niño a ciertas dificultades, pero es necesario que dichas características temperamentales se conjuguen también con determinados factores de riesgo psicológico, como el trauma o las pérdidas y fallos parentales, para que el trastorno de personalidad se desarrolle.

En nuestro centro somos conscientes de que el trastorno límite implica un enorme sufrimiento psicológico para la persona que lo padece, así como para sus familiares. Existen serias dificultades para controlar las propias emociones, las relaciones son intensas e inestables y el descontrol de impulsos puede llevar a la persona a reaccionar de manera explosiva, produciéndose un elevado riesgo de comportamientos autolesivos e incluso intentos de suicidio. Es por eso que normalmente los pacientes diagnosticados de TLP padecen un deterioro severo en su funcionamiento cotidiano.
En nuestro centro, disponemos de un entorno inigualable que permite al paciente separarse del ambiente invalidante, relajarse y centrarse en su tratamiento.

A partir de aquí, el tratamiento se dirige en primer lugar al abordaje de aquellas conductas que pueden suponer una situación de riesgo vital para el paciente (conductas de autolisis e intentos de suicidio). Nuestro fin es básicamente entrenar a la persona con TLP para la puesta en práctica de otras conductas más adaptativas para la resolución de las relaciones intra e interpersonales, imposibilitando al mismo tiempo otras conductas que interfieren negativamente con el éxito de la terapia (como conductas de riesgo o abandono e inasistencia a las citas, que son muy comunes en este trastorno…).

También son objetivos de tratamiento: el aumento de la capacidad para regular las propias emociones y para mantener unas relaciones interpersonales satisfactorias, la elaboración de situaciones traumáticas anteriores, entrenamiento para la resolución de los problemas de la vida diaria y para la promoción del auto-respeto y finalmente entrenar al paciente para mantener la alegría y para disfrutar de sus experiencias personales.
El abordaje farmacológico y el trabajo con la familia también son pilares importantes en el tratamiento, pues en muchas ocasiones el entorno puede reforzar de manera inconsciente conductas claramente disfuncionales de la persona con TLP.